jueves, 7 de marzo de 2013

DISTROFIA HIPERTROFICA


Paciente sexo femenino de 33 años de edad con diagnóstico de Diabetes tipo 1 de 9 años de evolución, que asiste al consultorio de diabetología, luego de 2 años y 8 meses de su último control. Su tratamiento actual consiste en insulina NPH 64 UI/día, más insulina corriente según valores de glucemias pre-prandiales. La paciente a lo largo de la evolución de su enfermedad, siempre recibió la misma combinación de insulinas.

Presenta microalbuminuria como única complicación crónica de su diabetes (valor hallado: 40 mg/g de creat). No presentando otros antecedentes personales patológicos de relevancia.

Examen físico
P: 63.5Kg T: 1.69m IMC: 22.2 Cint: 66 cm

Se observan y se palpan dos masas subcutáneas de consistencia firme localizadas en la parte inferior del abdomen y pequeñas zonas con cambio de coloración correspondientes a hematomas evolucionados.

Al ser interrogada, la paciente refiere que estos son los únicos sitios de colocación de insulina que usa, ya que no realiza rotación periódica de los mismos.

Diagnóstico
- Distrofia hipertrofica inducida por insulina

Comentario
Se trata de una paciente con poca adherencia al tratamiento. Recibió educación diabetológica en su primer consulta en 2007, donde se la instruyó en la técnica de colocación de insulina, sitios de aplicación e importancia de la rotación de los mismos.

La Distrofia hipertrofica o lipohipertrofia inducida por insulina se observa como una zona sobreelevada en el tejido celular subcutáneo, que aparece como consecuencia de las inyecciones reiteradas de insulina en el sitio afectado. Se presenta con diferentes formas y tamaños. Aunque su fisiopatogenia no se conoce con exactitud, existen factores predisponentes, como la propia insulina, los microtraumatismos recurrentes y errores en la técnica de aplicación de la misma. Para disminuir al máximo el riesgo, es necesario educar al paciente y a su familia sobre la adecuada rotación de los sitios de aplicación, como así también sobre el recambio periódico de las agujas.

Para una correcta detección, se debe realizar un reconocimiento visual y otro táctil con el paciente de pie, sin ropa que cubra las zonas de punción y procurando que la habitación y las manos del profesional no estén frías. Observar los sitios de punción, pequeñas zonas de equimosis en el tejido subcutáneo, hipertrofia o pérdida de vello. Palpar irregularidades en la piel, correspondientes a pequeñas hipertrofias no reconocidas visualmente. A menudo se presentan en forma asimétrica, debido a que la mano dominante se utiliza para aplicar la inulina en el lado opuesto del cuerpo.

Las lipohipertrofias suponen varios problemas, en primera instancia, la insulina inyectada en los nódulos hipertróficos tiene una absorción errática, lo que tiene como consecuencia un deterioro del control glucémico y, con frecuencia, un incremento de las necesidades diarias de insulina. En segunda instancia, son antiestéticas y deforman el contorno del área afectada respecto a la zona vecina, aunque una vez formadas el paciente prefiere inyectarse en ellas porque es menos doloroso.

La formación de las lipohipertrofias es muy lenta; en general, se necesitan años antes de que aparezcan. De la misma manera, en lo relativo al tratamiento, una vez formadas su desaparición también es paulatina, por lo que se debería evitar inyectar insulina en la zona afectada durante largos periodos, incluso años, dependiendo del tamaño y la amplitud de la zona hipertrófica. En algunos casos de lipohipertrofia grave podría recurrirse a técnicas quirúrgicas como la liposucción.

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